Fue después de las refriegas que dejaron un saldo de 48 policías heridos, cientos de manifestantes con distintas lesiones, algunas de consideración, e innumerables detenidos.
El grado de vandalismo obligó a apelar a la policía federal ya que la policía de la ciudad fue totalmente desbordada por los manifestantes. Entre los heridos también hay periodistas como el caso de Julio Bazán y Sebastián Domenech de TN, Mauro Fulco de C5N y un periodista no identificado de Crónica TV, así como dos fotógrafos Bernardino Avila y Leandro Teixeire de Página 12.
Los incidentes fueron la continuidad de una sucesión de cortes en todos los accesos de la ciudad adoptados desde la mañana, para impedir que el Congreso considerara la polémica reforma previsional considerada impopular pero con los votos suficientes del peronismo y el macrismo como para lograr su aprobación.
Gases lacrimógenos, balas de goma y palos, fueron la respuesta de los gendarmes a las piedras lanzadas por los manifestantes que en los momentos de mayor avance, estuvieron a punto de derribar las vallas e ingresar al recinto del Congreso, lo que hubiera generado un caos.
Dentro del recinto parlamentario los legisladores de uno y otro bando se recriminaron mutuamente la responsabilidad de los disturbios.